Subestimación:
Según el diccionario, subestimar es: “Dar a una persona o una cosa menor valor del que verdaderamente tiene o le corresponde”.
¿Alguna vez te han hecho sentir así?
La mayoría de las veces (si te ha pasado) nos sentimos tristes, desconcertad@s, y otras tantas furios@s. Son reacciones normales, y no vengo a decir que no debemos sentirlas (eso lo tocaremos en otro momento); lo que sí me gustaría hoy enfocar, es que nos disgustamos con las personas que nos subestiman, que nos menosprecian, pensamos o decimos: “esa gente se equivoca conmigo”, y los más osados alguna vez han dicho: “le demostraré que se equivocó conmigo”. Si somos totalmente honestos, seguro que hemos estado en cualquiera de estos escenarios, momentos que no nos han hecho mucha gracia, pero que sí nos han hecho tomar decisiones (al menos eso espero) de cómo queremos ser valorados en adelante.
Sin embargo, la pregunta hoy es: ¿Cómo te ves a ti mism@?
Si bien es cierto que somos seres sociables y como tales convivimos, el punto importante no es lo que otros opinan de ti, ni cómo otros te ven, porque vivimos en una sociedad movida por las apariencias, más que por la sinceridad: qué celular tienes o qué vehículo conduces, cuántos metros cuadrados tiene tu casa, cuánto dinero tienes en el banco y podríamos seguir mencionando lo que hoy en día la sociedad toma como “importante” para darte valor.
¿Sabes quién eres? Recuerda que la respuesta a esta interrogante, no es lo que haces para vivir, o sea, ingeniero, medico, electricista, contador… tampoco tu oficio ministerial pastor, apóstol, profeta… mucho menos las acciones que realizas. Nada de eso es quien eres, eso forma parte de lo que haces, y aunque sí dice mucho de ti o tu personalidad, no es quien eres.
Por ejemplo, en una ocasión el ángel Gabriel fue enviado a cumplir una misión: anunciar el nacimiento de Juan el Bautista (Lucas 1:5-25), espero puedas tomar un tiempo para leer toda la historia, pero de momento, miremos algunos versos del relato bíblico y la conversación entre el ángel enviado por Dios y el sacerdote Zacarías (futuro padre de Juan).
Creo que lo que he resaltado ya está llamando tu atención, crees que sabes a lo que voy, ¿no?
Continuemos…
Bueno, a estas alturas, ya sabes que el oficio de Zacarías lo cumplía muy bien, que sus acciones eran rectas delante de Dios. En pocas palabras, que era un buen tipo, tanto él como su esposa; déjame, sin embargo, ir más allá, o más bien ir hacia atrás, a la pregunta de hoy: ¿Cómo te ves a ti mism@? Porque eso es lo que importa en este momento. Ya Dios ha dicho mucho sobre ti, te ha prometido muchas cosas, han profetizado muchos acerca de ti; es más, como Zacarías, le has pedido a Dios muchas cosas y “…Dios ha oído tu oración …”, pero… tú, ¿tú qué dices de ti mismo? Acaso te das el valor que realmente tienes o ¿te estás subestimando?
Piénsalo de nuevo mientras volvemos a Zacarías y su encuentro con el enviado de Dios.
Este texto me causa mucha gracia, sobre todo porque me recuerda a Sara cuando recibió la misma promesa en Génesis 18:12:
“Así que se rió en silencio dentro de sí misma, y dijo: «¿Cómo podría una mujer acabada como yo disfrutar semejante placer, sobre todo cuando mi señor —mi esposo— también es muy viejo?».”
Hay mucha similitud ¿eh?
Ahora volvamos a ti, a lo que dices de ti mism@, quizás eres joven y dices: “no, eso no es para mí; yo no diría que soy viejo”. De acuerdo, no dices nada de la edad, pero creo saber que sí has dicho que no serás capaz de alcanzar algunas cosas; me parece que alguna vez has estado meditando y has dicho: “eso que me planteé alguna vez, ya no es para mí, ya no puede ser posible”.
Tranquil@, si lo has dicho o pensado ¡Bienvenido al Club! Somos millones los que alguna vez lo pensamos así, es decir, que no estás solo ni mucho menos perdid@, ¡claro que sí hay esperanza!. No pretendo hacer de esto un tema meramente motivacional; no, no quiero estar hablando sólo a tu alma, sino pido que tu alma se alinee con tu espíritu y vuelvan a descubrir el propósito eterno que está en ti (Efesios 1:17-19). Que lo que parece viejo o muerto dentro de ti, sea avivado para volver al camino, que haya una REFORMA en tu interior y recuerdes que hay un ser Soberano, Omnipotente, Omnisciente que Él en la eternidad te concibió complet@, que cada segundo de tu vida ya está pensado, que cada decisión en tu vida ya fue contemplada, y que no hay ninguna sorpresa para Él; que tu propósito fue sellado desde antes de tu nacer, es más, desde antes que se formara el mundo, ya te vieron y HABLARON BIEN DE TI, DIJERON LO MEJOR DE TI y te pusieron en este tiempo para ejecutar ese plan que sólo tú puedes llevar a cabo.
Volvamos a la escena, Zacarías, temeroso no sólo por ver a Gabriel, sino también porque lo que había pedido se lo estaban concediendo. El Sacerdote que se esforzaba por cumplir las leyes y estatutos de un pacto a punto de caducar, está espantado porque pidió algo y ahora que se lo dan, no sabe qué hacer; entonces, como muchísimas veces hemos hecho nosotros, recurre a la excusa, por cierto, una excusa muy muy razonable:
Cualquiera habría dicho: “es verdad. Zacarías y Elisabet no pueden”. La sociedad lo habría dicho, porque la apariencia no era la adecuada, pero alguien que está alineado con el propósito de Dios, alguien que conoce que fue predestinado desde antes de la fundación del mundo, o sea, un REFORMADOR sabría que no debía dejarse llevar por las apariencias, que no podía subestimar LO QUE DIOS HA DICHO.
Para finalizar, te quiero compartir un texto que me impactó bastante, y por el cual inicié este tema; un texto que luego de que lo leas, lo voy a comentar. Quizás tú lo entiendas igual que yo (Lucas 1:19):
¡Wow! Esto a mí me dejó anonadado, buff, me dio una cachetada “angelical”. A ver, lo parafraseo como me llegó a mí:
TEXTO: Entonces el ángel dijo: —¡Yo soy Gabriel!
Cómo lo recibí: Con exclamación y todo, o sea, prácticamente gritado le dice, ¿quieres dar credenciales?, ¿quieres que te diga QUIÉN SOY?
TEXTO: Estoy en la presencia misma de Dios
TEXTO: ¡Fue él quien me envió a darte esta buena noticia!
Cómo lo recibí: Lo que Dios dijo de ti es BUENO a pesar de que no lo creas.
Jeremías 29:11 declara que los pensamientos de Dios son de bien para nosotros (y sus pensamientos apuntaban al Nuevo Pacto). No dejes que la duda, el temor o el menosprecio te controlen; si aún no has descubierto Quién Eres EN CRISTO, no hay razón para pensar mal, porque te aseguro que ese no es el plan de Dios para sus hijos.
Oro para que el velo de nuestro entendimiento sea quitado, que a diario caminemos hacia esa verdad absoluta, definitiva y más que nunca presente: Nuestra posición EN CRISTO. ¡ADELANTE!