Allí está la puerta

Desde pequeño oí a mis padres una frase que jamás imaginé pudiera hoy en día decir que tiene una “base” Bíblica, esa frase ULTRA conocida, “si no le gustan las leyes de esta casa…. Allí está la puerta ahora mismo recordarlo me hace mucha gracia, porque mi hermana mayor fue la que más veces la oyó, luego de algún tiempo también la frase fue dedicada a mí, pero sin dudas, tanto ella como yo, debimos en ese momento pensar, “en cuanto pueda agarro esa puerta y me voy”, según parece, por una leve sonrisa en tu rostro, también fuiste “víctima” de este “flagelo”, para ser honestos, creo que ningún joven o jovencita latina ha pasado su adolescencia sin oír esas palabras, “si no le gustan las reglas de esta casa… Allí está la puerta”. Jajaja ¡qué recuerdos!

        No obstante, repito que jamás imaginé hoy decir que había un sustento bíblico o por lo menos una historia muy similar en la Biblia y mucho menos protagonizada por Jesús, sí leíste bien, Jesús es el protagonista. Acompáñame a los tiempos de Jesús, una época en donde no solo tenía la opresión y mirada inspeccionadora de los romanos, también de los “increíbles y fabulosos” maestros de la Ley, jeje esos tipos eran definitivamente un grano en la parte baja de la espalda, hoy en día siguen existiendo esos granos.

        En fin, volviendo a la época hostil y hasta muchas veces de prófugo de Jesús, nos encontramos un momento en el que hay una lección que este VERDADERO y ÚNICO MAESTRO debe dar, está en Capernaúm (“ciudad de Nahum” o “ciudad de consuelo”, estaba situada en la costa noroeste del mar de Galilea), allí está el Maestro de maestros el Rey de reyes y les dice: “¡Sí, yo soy el pan de vida!Juan 6:48. (Recomiendo leer todo el capítulo, así entenderemos todo el episodio) continúa en el verso 51: «…Yo soy el pan vivo que descendió del cielo. Todo el que coma de este pan vivirá para siempre; y este pan, que ofreceré para que el mundo viva, es mi carne».

          Algo que solo unos pocos podían entender, de hecho, ni los propios discípulos comprendían lo que Jesús estaba diciéndoles, su entendimiento seguía velado, el Maestro les trataba de explicar que Él era el único que podía llevarles a la vida eterna y por su muerte vendría a dar a la humanidad ese pan. A pesar de explicarlo desde hacía mucho tiempo, pocos entendieron: «Por eso dije que nadie puede venir a mí a menos que el Padre me lo entregue». Verso 65, aquí es cuando empieza la relación con aquella famosa frase de nuestros padres.

         Leamos los versos 60 y 61:

Muchos de sus discípulos decían: «Esto es muy difícil de entender. ¿Cómo puede alguien aceptarlo?». Jesús estaba consciente de que sus discípulos se quejaban, así que les dijo: «¿Acaso esto los ofende?»

Y aquí el momento en que mis padres y muy probablemente los tuyos tienen “fundamento bíblico”

Si leemos entre líneas y parafraseamos diría a continuación “allí está la puerta” (acá mis padres estarán con una sonrisa casi macabra).

     Pero dejemos de lado a mis padres y sus dichos. Concentrémonos en la narración Bíblica, cientos de seguidores empiezan a marcharse, comienzan a irse alejándose de Jesús porque momentos antes les dice, TODO en lo que han creído hasta ahora como la verdad, no estaba completa, faltaba que supieran que YO SOY el pan que necesitan, que todos tus esfuerzos no sirven de nada, que “intentar” ser santo o aparentar ser buena gente, que ir a una congregación o ser el que participa en cuanta actividad se realiza no te salva: “Solo el Espíritu da vida eterna; los esfuerzos humanos no logran nada. Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida”, probablemente hoy en día, muchos también nos alejaríamos de Jesús si nos dijera eso; debemos comprender que hagas lo que hagas sin estar alineado al propósito divino será muy poco fructífero, necesitamos actuar y vivir de acuerdo a lo que Dios ha diseñado para nosotros, de esa forma experimentaremos no sólo satisfacción, también la certeza de estar cumpliendo nuestro propósito.

        Siempre que mis padres nos decían “allí está la puerta” aunque estuviésemos confundidos o molestos y pensáramos lo que pensáramos, no nos íbamos porque ¿a dónde más podríamos ir? Exactamente así lo vivió Pedro en los tiempos de Jesús (con esto finalizo)…

Simón Pedro le contestó: —Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes las palabras que dan vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.Juan 6:68-69.

        ¿A quién más podremos ir? Solo Cristo tiene lo que necesitamos. Quieres saber ¿para qué has nacido? ¿Crees que solo viniste al mundo a sufrir? Vives con un sin número de interrogantes y nadie, ni un cura, ni pastor, ni amigo, ¿nadie ha podido responder? Solo Cristo te puede dar respuesta, no me refiero a una religión, me refiero a tener una conversación en fe con Él,

De hecho, sin fe es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad.Hebreos 11:6

        Sin temor y con fe, háblale, si deseas ayuda y saber quién eres, ubica algún creyente en Cristo cerca de ti y seguro te ayudará.

Si te fuiste de casa, regresa, si pensabas marcharte, no lo hagas. Después de todo,

¿A quién iremos que nos pueda dar vida eterna?

Éxitos y Adelante.

 

Todos los textos utilizados, fueron extraídos de la Biblia NTV

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